¿Por qué recordamos -o no- lo que soñamos por la noche?

Los jóvenes mostraban una mayor capacidad de recordar sus sueños

EFE | 18/02/2025

Algunas personas pueden recordar con gran claridad los sueños que han tenido al despertar, mientras que otras apenas logran retener algún detalle. ¿A qué se debe esta diferencia?

Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Estudios Avanzados IMT de Lucca y publicado en Communications Psychology ha analizado los factores que inciden en la capacidad de recordar los sueños al despertar.

Según los resultados, esta habilidad está influenciada por ciertas características individuales y patrones específicos de sueño.

Entre 2020 y 2024, el equipo de la Escuela IMT, en colaboración con la Universidad de Camerino, realizó un estudio con más de 200 voluntarios, con edades comprendidas entre los 18 y los 70 años. Durante un período de 15 días, los participantes registraron sus experiencias oníricas mientras los investigadores monitoreaban sus patrones de sueño y capacidad cognitiva a través de dispositivos portátiles y pruebas psicométricas.

Para recopilar los datos, cada participante disponía de una grabadora de voz en la que debía registrar, cada mañana al despertar, si había soñado o no, si tenía la sensación de haber soñado sin recordar detalles o, en caso de poder hacerlo, describir el contenido del sueño.

Además, llevaban un reloj inteligente que registraba información sobre la calidad del sueño, como su duración, eficiencia y posibles interrupciones. También, antes y después del período de estudio, se sometieron a pruebas psicológicas para evaluar factores como ansiedad, interés por los sueños, tendencia a la distracción mental, memoria y atención selectiva.

El estudio determinó que la capacidad de recordar los sueños varía considerablemente entre las personas y está influida por diversos factores.

Uno de los hallazgos más relevantes fue que aquellos con una actitud positiva hacia los sueños y una mayor predisposición a la divagación mental tendían a recordar sus sueños con más frecuencia.

También se observó que quienes pasaban más tiempo en fases de sueño ligero tenían más probabilidades de despertarse con recuerdos de sus experiencias oníricas.

Por otro lado, los jóvenes mostraban una mayor capacidad de recordar sus sueños, mientras que los participantes de más edad experimentaban con mayor frecuencia lo que se conoce como “sueños blancos”, es decir, la sensación de haber soñado sin poder recordar ningún detalle. Este hallazgo sugiere que la memoria relacionada con los sueños podría verse afectada por el envejecimiento.

Otro aspecto interesante fue la variación estacional en el recuerdo de los sueños. Los participantes informaron recordar menos sus sueños durante el invierno en comparación con la primavera, lo que sugiere que factores ambientales o cambios en los ritmos circadianos podrían influir en este fenómeno.

"Nuestros hallazgos indican que la capacidad de recordar los sueños no es una simple cuestión de azar, sino el resultado de la interacción entre rasgos personales, factores cognitivos y la dinámica del sueño", explicó Giulio Bernardi, autor principal del estudio y profesor de Psicología General en la Escuela IMT.

Además de aportar una mejor comprensión de los procesos que intervienen en el sueño, estos resultados podrían ser clave para futuras investigaciones sobre el impacto de los sueños en la salud mental y el estudio de la conciencia humana.

Los datos obtenidos servirán como referencia para comparaciones con poblaciones clínicas y contribuirán a mejorar el conocimiento sobre las alteraciones del sueño de origen patológico.

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