Cinco narcos y dos agentes muertos en poco más de un año en persecuciones en Cádiz
El Gobierno tiene ya propuestas para tipificar como delito el almacenamiento y distribución de gasolina para estas embarcaciones
EFE | 18/02/2025
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La muerte de un marroquí de 23 años que viajaba en una narcolancha cargada de droga frente a las costas de Cádiz eleva a cinco los presuntos narcotraficantes fallecidos en accidentes en persecuciones con la Guardia Civil en esta provincia en poco más de un año.
A estas muertes se suman las de los dos agentes de la Guardia Civil Miguel Ángel González y David Pérez Carracedo, que perdieron su vida el 9 de febrero de 2024 cuando una narcolancha embistió la zodiac en la se dirigían, con otros cuatro compañeros, a identificar a sus tripulantes.
El pasado 9 de febrero, a la misma hora en la que familiares, amigos y compañeros de los dos agentes se reunían en el puerto de Barbate en el primer aniversario de su muerte, a pocos metros, en el mismo pueblo, se despedía a un vecino de 39 años fallecido dos días antes cuando iba a bordo de una embarcación cargada de hachís.
En esa ocasión el accidente ocurrió el pasado 7 de febrero a unos 18,5 kilómetros de Tarifa (Cádiz), cuando uno de los dos ocupantes de la embarcación, una recreativa, al ver acercarse a la patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, comenzó a tirar al agua fardos de hachís, mientras su compañero cambiaba el rumbo.
Tres meses antes, en la madrugada del pasado 14 de noviembre un accidente en otra persecución en la desembocadura del río Guadalquivir causó la muerte de uno de los cuatro ocupantes de una narcolancha y heridas a dos agentes.
El accidente se produjo cuando la patrullera 'Río Irati' vio a cinco narcolanchas cargadas que se adentraban río Guadalquivir arriba.
La patrullera y una de las narcolanchas colisionaron, tras lo que esta última huyó hacia la orilla del Coto de Doñana. Allí dos de los tres ocupantes huyeron a pie, dejando herido en la embarcación a un compañero.
Cuando los agentes estaban tratando de salvar la vida al herido, que finalmente murió, los que habían huido regresaron a la embarcación y le prendieron fuego con todo el cargamento de droga en su interior.
Semanas antes, el 31 de agosto otro narcotraficante falleció y otros cuatro resultaron heridos cuando huían de una patrullera de la Guardia Civil en el Guadalquivir, que cruzaron de lado a lado a tal velocidad que la embarcación acabó volcando hacia abajo en uno de los lados del río.
Los agentes intervinieron 121 fardos de hachís en aquella operación.
El 31 enero otro hombre que viajaba en una narcolancha falleció tras colisionar la embarcación con una patrullera de la Guardia Civil en la desembocadura del río Guadalquivir, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
En aquella ocasión, la patrullera se acercó a la narcolancha, de unos 12 metros de eslora, y que estaba detenida al pairo, sin que aparentemente hubiera nadie en ella.
Cuando estaba a su lado, los ocupantes, que estaban tumbados en la lancha, al darse cuenta de la presencia de los agentes, arrancaron la embarcación para tratar de huir y colisionaron con la patrullera.
En la embarcación se hallaron 90 garrafas de 25 litros de gasolina, de las que habitualmente se usan para surtir a las narcolanchas.
LAS NARCOLANCHAS, UN PELIGRO DIFÍCIL DE ERRADICAR
El gobierno prohibió las narcolanchas en 2018, como una de las primeras medidas para luchar contra el narcotráfico que se contemplaron en el Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar.
Pero la prohibición sólo ha servido para que el monstruo de siete cabezas que es el narcotráfico afronte la dificultad reinventando nuevas estrategias.
La fabricación se ha trasladado fuera, como a Portugal, cuyo parlamento está a punto de aprobar una legislación para prohibirlas.
Para evitar que las intercepten, las redes han urdido nuevos modos. Las narcolanchas evitan ahora tocar tierra y pasan incluso varios días seguidos en el mar. Toda una red de apoyo y logística ha crecido para llevar bidones de gasolina, ropa o alimentos a sus tripulaciones, para lo que usan más embarcaciones.
El Gobierno tiene ya propuestas para tipificar como delito el almacenamiento y distribución de gasolina para estas embarcaciones, del que se ocupan los llamados 'petaqueros', una nueva medida que tratar de dificultar la actividad de las redes.