Los médicos advierten sobre la peligrosa moda que podría dejarte sin poder caminar
Alicia Romero | 30/01/2025
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El consumo de óxido nitroso, conocido como "gas de la risa", se ha popularizado en entornos festivos. Aunque su apariencia inofensiva y su efecto de euforia momentánea pueden hacer creer que se trata de una sustancia sin riesgos, su uso indebido puede acarrear consecuencias graves e incluso irreversibles para la salud.
Los médicos advierten que la exposición reiterada a este gas puede generar problemas neurológicos a medio y largo plazo, que en algunos casos pueden volverse permanentes. Entre sus efectos más preocupantes se encuentran los fallos de memoria, el daño en la médula espinal y los trastornos en el sistema nervioso, que pueden afectar directamente al equilibrio y la movilidad.
RIESGOS Y USOS MÉDICOS
El óxido nitroso no es una sustancia nueva en el ámbito sanitario. De hecho, se emplea en hospitales para aliviar el dolor, especialmente durante el parto, pero siempre en dosis controladas y administrado junto con oxígeno.
El problema surge cuando se utiliza con fines recreativos, ya que las cantidades inhaladas pueden ser mucho mayores que las recomendadas en un entorno médico. Mientras que en un uso terapéutico la dosis ronda los 8 gramos, en contextos recreativos puede alcanzar hasta los 12 gramos o más.
A pesar de que su venta está prohibida, es relativamente fácil conseguirlo a través de diversas plataformas en internet, donde se comercializa sin controles adecuados.
El óxido nitroso es una sustancia incolora, prácticamente inodora e insípida, lo que facilita su uso sin generar rechazo. Sin embargo, sus efectos pueden ser devastadores. Uno de los primeros síntomas que experimentan quienes lo consumen es el entumecimiento de manos, resultado de los daños que el gas provoca en los nervios.
Además, el gas interfiere con la absorción de la vitamina B12, lo que puede desencadenar graves deficiencias neurológicas.
En algunos casos, se han registrado episodios de pérdida del conocimiento tras su inhalación, así como náuseas y alucinaciones. En situaciones más extremas, el consumo descontrolado puede derivar en insuficiencia respiratoria e incluso en la muerte.