Las señales que indican que tienes las defensas bajas y más riesgo de infecciones

Con la llegada del otoño y el invierno, las bajas temperaturas se convierten en el escenario perfecto para la aparición de resfriados, gripe y otras molestias como congestión nasal, tos, fiebre y malestar general.

Es en esta época del año cuando más atención prestamos a nuestro sistema inmunitario, ya que una disminución en nuestras defensas nos hace más vulnerables a los virus.

El sistema inmunitario es fundamental para mantenernos sanos. Este complejo mecanismo de defensa protege al organismo de múltiples amenazas, como virus, bacterias y otros agentes patógenos. Aunque los resfriados no suelen ser graves, su aparición frecuente puede generar molestias significativas.

LA MEMORIA DEL SISTEMA INMUNITARIO

El sistema inmunitario tiene la capacidad de aprender y recordar. Esto se debe a los linfocitos, que desarrollan una memoria inmunológica tras cada contacto con un patógeno. Gracias a esto, el organismo puede responder de forma más rápida y eficaz ante futuras infecciones por el mismo microorganismo.

Esta memoria explica por qué, tras superar enfermedades como la varicela, desarrollamos inmunidad y somos menos propensos a volver a contraerlas.

Cuando el sistema inmunitario no funciona correctamente, nuestro cuerpo puede manifestar señales como:

- Resfriados recurrentes o infecciones persistentes.
- Fatiga sin causa aparente.
- Cicatrización lenta de heridas.
- Problemas digestivos recurrentes, como náuseas o diarrea.
- Aumento del estrés y alteraciones del sueño.

Aunque estas señales pueden sugerir un sistema inmunitario debilitado, no existen pruebas específicas para medir la fortaleza de nuestras defensas. Los análisis de sangre convencionales no siempre reflejan la funcionalidad de nuestro sistema inmunitario.

CONSEJOS PARA FORTALECER LAS DEFENSAS

No existe una solución mágica para "subir las defensas", pero adoptar ciertos hábitos saludables puede optimizar la respuesta inmunitaria:

- Alimentación variada: Incluye frutas, verduras, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables en tu dieta.
- Ejercicio físico regular: Mantente activo para favorecer una buena salud general.
- Descanso adecuado: Dormir bien es clave para regenerar y fortalecer el sistema inmunitario.
- Gestión del estrés: Controlar el estrés y mantener una actitud positiva puede ayudar a mejorar la respuesta inmune.
- Risa y bienestar emocional: La risa no solo combate el estrés, sino que también estimula la producción de anticuerpos.

Aunque estos hábitos no garantizan una inmunidad infalible, contribuyen significativamente a mantener nuestro cuerpo en equilibrio y preparado para enfrentar las amenazas externas.