El curioso "doble estómago" de las abejas: el secreto detrás de la producción de miel
Una estructura única que transforma néctar en el dulce oro de la naturaleza
Alicia Romero | 05/12/2024
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Las abejas melíferas, conocidas por su papel esencial en la polinización y la producción de miel, esconden un dato fascinante en su anatomía: poseen una estructura especializada llamada buche melario, que funciona como un "estómago social" diseñado exclusivamente para transportar néctar. Aunque comúnmente se dice que tienen "dos estómagos", esta afirmación no es del todo precisa desde un punto de vista científico. Sin embargo, sus dos compartimentos cumplen funciones completamente distintas, esenciales para su vida y para la elaboración de la miel.
EL BUCHE MELARIO: UN TRANSPORTE ESPECIALIZADO DE LAS ABEJAS MELÍFERAS
El buche melario es el encargado de almacenar el néctar recolectado de las flores. Este compartimento actúa como una especie de depósito temporal, manteniendo el néctar intacto y separado de su estómago digestivo, donde las abejas procesan el alimento que consumen para nutrirse. Gracias a esta separación, el néctar recolectado puede ser transportado de forma eficiente a la colmena sin ser digerido.
DE NÉCTAR A MIEL: UN PROCESO DE ENZIMAS Y PACIENCIA
Al llegar a la colmena, las abejas obreras transfieren el néctar recolectado a otras compañeras. Durante este intercambio, añaden enzimas que transforman los azúcares complejos del néctar en azúcares simples como glucosa y fructosa. Este proceso no solo facilita su conservación, sino que también es el primer paso en la producción de la miel.
La reducción del contenido de agua en el néctar es clave para su transformación en miel. Inicialmente, el néctar contiene un 60% de humedad, pero mediante un cuidadoso proceso de deshidratación, las abejas logran reducirla hasta el 18%, el nivel típico de la miel madura.
Dentro de la colmena, cientos de abejas baten sus alas para crear corrientes de aire que facilitan la evaporación del agua en el néctar. Este fenómeno, conocido como "ventilación activa", no solo contribuye a la deshidratación, sino que también ayuda a regular la temperatura de la colmena, manteniéndola en torno a los 36 °C, ideal para la cría de abejas y la conservación de la miel.
Cuando el néctar se convierte finalmente en miel, las abejas sellan las celdas del panal con una fina capa de cera en un proceso llamado operculado, asegurando que la miel permanezca intacta y lista para su almacenamiento.
¿REALMENTE TIENEN DOS ESTÓMAGOS?
Aunque la expresión "dos estómagos" es popular, lo más exacto sería decir que las abejas tienen un buche melario para transportar el néctar y un estómago digestivo para procesar su propio alimento. Este detalle anatómico, aunque técnico, es una muestra más de la increíble especialización biológica de las abejas y su importancia para el ecosistema.