¿Es seguro usar papel de aluminio para conservar alimentos?
Inicialmente, el papel de aluminio fue diseñado para cocinar en el horno
Alicia Romero | 03/12/2024
El papel de aluminio es un recurso habitual en los hogares para envolver y conservar alimentos, aunque pocas veces se reflexiona sobre los posibles riesgos que puede conllevar su uso.
Inicialmente, este material fue diseñado para cocinar en el horno, y su empleo generalizado para almacenar alimentos podría favorecer condiciones que estimulan el crecimiento de microorganismos.
Esto ocurre porque el papel de aluminio no garantiza un sellado hermético, permitiendo la entrada de aire y, con ello, la proliferación de bacterias y otros agentes patógenos.
Un reciente análisis difundido por la revista estadounidense Reader’s Digest advierte sobre los peligros de emplear papel de aluminio como envoltorio para alimentos.
Según la dietista Lindsay Malone, entrevistada en el artículo, “la presencia de aire facilita el desarrollo más rápido de bacterias”.
Este problema radica en que el aluminio no actúa como una barrera efectiva contra el aire, lo que incrementa considerablemente el riesgo de contaminación de las sobras con bacterias y toxinas nocivas para la salud.
Además, la naturaleza porosa del papel de aluminio lo hace ineficaz para proteger los alimentos de agentes contaminantes externos. Esto resulta especialmente preocupante en el caso de alimentos cocidos y productos que necesitan condiciones específicas de almacenamiento para evitar su deterioro.
El aire que atraviesa el aluminio puede transportar microorganismos como esporas de moho y levaduras, que encuentran un entorno propicio para reproducirse si los alimentos permanecen a temperatura ambiente durante mucho tiempo.
Para reducir estos riesgos, los especialistas aconsejan optar por recipientes herméticos, preferiblemente de vidrio, para guardar los alimentos.
Este tipo de envase no solo bloquea la entrada de aire, sino que también favorece un enfriamiento más eficiente, lo cual es clave para frenar el crecimiento bacteriano. Se recomienda utilizar recipientes poco profundos, con una altura máxima de 5 cm, para asegurar un enfriamiento uniforme y rápido.
